La escudería Red Bull entregó hoy una «dosis» de Fórmula uno a unos 60.000 aficionados en una potente y celebrada exhibición en el Zócalo de la Ciudad de México. La demostración, en la que participaron el español Carlos Sainz Jr., y el australiano Daniel Ricciardo, saturó con el ruido de sus motores la plaza pública emblemática de México.
«Los mexicanos son muy pasionales, latinos, así como somos los españoles. Gracias a todos por venir y por compartir este gran momento con nosotros y fue una preparación para lo que la gente espera al final del año», dijo Sainz Jr. en conferencia de prensa.
«Fue muy divertido y emocionante correr en este lugar, fue una buena presentación», declaró Ricciardo, quien conectó de forma inmediata con el público.
Los monoplazas, cuyo garage se ubicó en la plancha del Zócalo, recorrieron las calles que rodean la zona en cuatro turnos, dos cada uno, además del piloto mexicano de «off road», el mexicano Gustavo Vildósola.
En el perímetro del Zócalo se ubica la Catedral Metropolitana, el Palacio Nacional, el antiguo Palacio del Ayuntamiento y varios comercios en el viejo Portal de Mercaderes además es un lugar que está cerca de la zona arqueológica del Templo Mayor.
Ricciardo, de Red Bull Racing, y Sainz, de la Scuderia Toro Rosso, tripularon el RB7 para que los aficionados mexicanos apreciaran de cerca la potencia y el ruido ensordecedor de los bólidos de la máxima categoría del automovilismo.
El acto promocional ocurrió cuatro meses antes del Gran Premio de México que regresa al país tras 23 años y que se correrá el 1 de noviembre en el autódromo Hermanos Rodríguez, que actualmente está en plena remodelación y que ambos pilotos conocerán mañana.
Fuente: motor.as.com